Monday, June 8, 2015

7 de junio de 2015 – La Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo – Marcos 14,12-16, 22-26

       Hoy, celebramos la solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo.  Es lógico que dedicamos una celebración eucarística a la importancia de la Eucaristía misma.  Recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía cada vez que nos reunimos alrededor de la mesa del Señor.  Nos convertimos en lo que recibimos.   Nosotros, como los discípulos de Cristo, tenemos la llamada de ser el Cuerpo de Cristo aquí en la tierra. Es sencillo para decirlo, pero la Eucaristía tiene muchas implicaciones y ramificaciones en nuestra vida.
       La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida cristiana - es una frase que salió de Lumen Gentium - la Constitución dogmática sobre la Iglesia desde el Concilio Vaticano Segundo.  Los niños tenían la Escuela Bíblica de Vacaciones esta semana pasada con el tema: Everest - Desafíos Conquistando con gran poder de Dios.  Podemos reflexionar sobre una cumbre como el monte Everest.  El Monte Everest tiene una altitud de 29,000 pies.  Este año, 19 personas murieron con una avalancha en el monte, y el año pasado, 16 personas.   Sube a la cumbre del Monte Everest es algo serio – no se hace casualmente o pasivamente.  Es algo que uno tiene que preparar rigurosamente dos o tres años antes. Podemos decir con certitud que la Iglesia no eligió accidentalmente la palabra “cumbre” para transmitir la importancia de la Eucaristía.  La Eucaristía está descrito como la cumbre y el pináculo de nuestra vida cristiana por el Concilio Vaticano Segundo porque la Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia - que contiene el mismo Cristo. Del mismo modo que un alpinista tiene que subir activamente el monte, necesitamos tener una disposición activa e intencional cuando nos acercamos a la Eucaristía.  Necesitamos una preparación amplio para recibir correctamente la gracia que nos encontramos en Cristo en la Eucaristía.  La misa quiere darnos el alimento espiritual alrededor de la mesa de nuestro Señor.  Cuando tomamos la decisión de seguir a Cristo en nuestra vida, la Eucaristía está aqui para fortalecernos.
      ¿Cómo puedo explicar el deseo que necesito tener en  mi corazón por la Eucaristía? Ustedes conocen que yo trabajaba como misionero laico en las selvas de Ecuador por tres años.  En particular, me recuerdo una noche.  Estaba muy enfermo con pulmonía.  Tenia una fiebre muy alta.  Estaba acostado en la cama. No podía mover.  En este momento, escuché la campana de la iglesia, tocando la hora de 7:00 de la noche – la hora de la misa. Quería ir a la misa con mucho deseo en mi corazón, pero con mi enfermedad, no podía.  Empecé a llorar. Quería tener la Eucaristía en mi vida en este momento como alimento espiritual.  Pero, podemos mirar que hay muchas personas – muchos adultos y jóvenes bautizados – que no van a la misa frecuentemente.  Mi sueño es que todos nosotros como católicos tenemos este deseo y esta dedicación para tener la Eucaristía en nuestra vida.

        San Agustín dijo esto sobre la Eucaristía: "La Eucaristía es nuestro pan de cada día; necesitamos tomar este pan cada día, que puede tener beneficios en tu vida todos los días. Necesitamos vivir como merecemos recibir este pan diario ".  Sí, la forma en que vivimos nuestra vida, el mensaje que traemos al mundo en nuestras acciones y nuestras palabras - esto se comunica a los demás lo que significa el Cuerpo y la Sangre de Cristo para nosotros.  ¿Tenemos animo para llevar el Evangelio al mundo ?  Hay muchos hispanos que viven aquí en Tupelo que no vienen a la Iglesia.  ¿Por qué no les invitamos para venir a la misa con nosotros?  ¿Por qué no llamamos a un miembro de nuestra comunidad que no viene cada domingo a nuestra parroquia? ¿Cómo podemos cumplir el papel de un traer al Buena Nueva de Jesucristo al mundo si no somos la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo aquí en la tierra?


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