Monday, April 21, 2014

4/27/2014 – el Segundo domingo de Pascua – Juan 20,19-31

      Pascua es una ocasión de gozo & alegría para nosotros, los discípulos de Cristo.  Pero, tal vez preguntamos: ¿Por qué el tiempo litúrgico de Pascua tiene un sentido más alegre que cualquier otro tiempo? ¿Qué celebramos en Pascua? ¿Y por qué Pascua tiene felicidad & significado para nosotros?  Es sencillo: Pascua significa victoria.  Cada vez que conseguimos una victoria y y resolvemos un problema, nos sentimos muy felices y muy gozosos.  Pascua es la gran victoria del amor sobre la muerte en nuestra vida humana.  En el Evangelio de hoy, el Jesús que murió el Viernes Santo, se presentó a los discípulos en esta casa detrás de la puerta cerrada y les expresó un deseo de paz.  Los discípulos tenían miedo: ¿Era un fantasma?  ¿Era un espiritu? ¿Era una visión? Los discípulos no podían creer lo que veían. Era el mismo Jesús, el que estaba delante. Ellos vieron y creyeron.
       Tenemos este tiempo de Pascua como un don de la fe y por gracia de Dios. Tomás se perdió el primer encuentro con Jesús el primer día de la semana cuando el no estaba con los otros discípulos. No dice donde Tomas estaba escondido.  Pero Tomas volvió con sus compañeros y ellos le gritaron: "Hemos visto al Señor".  Tomás no les creyó y el estableció sus condiciones para creer: No creeré si no meto mis dedos en su cuerpo.  Llegó en el día en que Jesús le invitó a hacer precisamente eso, Tomás exclamó: "Señor mío y Dios mío". Esta exclamación de Tomás es un don, un don que sólo Dios mismo puede dar.
      Cuando celebramos la presencia de Jesús con nosotros en la misa, podemos decir con toda sinceridad las palabras de Tomás: "Señor mío y Dios mío.”  Ojala, podemos declarar estas palabras como Tomás, desde la profudidad de nuestros corazones, desde la profundidad de nuestra fe.  Cada domingo, podemos mirar una hostia, un trozo de pan, sobre el altar y en la palma de nuestra mano. ¿Qué podemos ver?  El Viernes Santo ustedes vieron un cuerpo ensangrentado en la cruz en el Viacrucis. ¿En verdad - que vieron?Pueden ver muchas cosas en su vida de fe.  Pero, en verdad, han visto y oído lo suficiente para creer?  No. Nunca verán ni oirán lo suficiente para llegar a creer sin dudas.  Sin embargo la invitación siempre será la misma: conviértete en creyente.  Sabemos que podemos tener dudas.  Podemos tener preguntas.  Podemos tener seguridad en los valores de nuestro mundo secular.   Muchas veces, no estamos preparados para gritar: Jesús es el Señor. Jesús es mi todo.  No podemos olvidar: Creer es también dudar. Creer es un don de Dios y tenemos que confiar en él. Fe y confianza y  van juntas.  La resurrección de Cristo es el don que Dios nos da.  Pero, en la realidad de nuestra fe, podemos decir con sinceridad: Cristo ha resucitado. Entonces, podemos celebrar hoy en nuestro camino de fe la Pascua muy feliz de la Resurrección.

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