Friday, September 9, 2011

9/11/2011 – la homilia del Domingo XXIV del tiempo ordinario - aniversario de 9/11 – ciclo A - Mateo 18, 21 - 35


Jesucristo nos llama a perdonar.  Cuando perdonamos a nuestros hermanos, cuando perdonamos a nuestros enemigos, imitamos el perdón, el amor, y la misericordia de Dios, la verdad que tenemos en El. En el Evangelio de hoy, nuestro Señor nos da una parábola del siervo sin misericordia.  Este siervo debía a su maestro una cantidad de dinero muy grande.  Su maestro podía tener un corazon muy rígido con èl, pero el maestro tenía compasión y le perdonaba su deuda grandísima.  Esta parábola demuestra el perdón de Dios en una manera que podemos entender muy bien. Es mucho que nosotros le debemos, pero Dios tiene misericordia para nosotros - El nos perdona.  Podemos hacer muchas cosas en nuestra vida de fe.  Podemos hacer obras de caridad.  Podemos luchar contra la opresión y la injusticia que existen en nuestro mundo moderno.   Pero, nada es suficiente para pagar nuestra deuda con Dios.  Dios nos perdona siempre, porque su miericordia no conoce las fronteras, no conoce los limites.                                                                   

La palabra de Dios siempre habla a la realidad de nuestra vida.  Y hoy dia tenemos una realidad que no podemos olvidar. La fecha de hoy es el once de septiembre de 2011.  Es el décimo aniversario de los ataques terroristas aqui en los Estados Unidos.  Vivimos en un mundo donde muchas personas viven con el espiritu de venganza, de retribución, de violencia.  Pero, todo de eso es contrario del espirito del Evangelio de Jesucristo.  Con el perdón de Dios que tenemos en nuestra vida de fe, tenemos la libertad de elegir nuestro camino. Y diez años despues de estos ataques terroristas, podemos ser como el siervo de la parábola en el sentido que no queremos imitar la compasión que Dios nos enseña.  En la parábola, Jesús explica que el siervo no es capaz de ser compasivo con quien tiene con él una deuda pequeña. Y hay deudas pequeñas y deudas grandes en nuestro camino de fe - es verdad.

La llamada que tenemos en el Evangelio de hoy es muy fuerte. Necesitamos sembrar las semillas de perdón y de misericordia en nuestra vida, con nuestros hermanos y con nuestros enemigos. Para el perdón que tenemos en nuestra fe cristiana, es muy importante para tener conciencia de sentirse perdonado por Dios en la realidad de nuestra vida. Sólo en nuestras relaciones con Dios, podemos encontrar el sentido de perdón en el contexto de las ofensas dolorosas que hemos comitido.  La enseñanza que tenemos en nuestro Evangelio es clara: sólo quien perdona a su prójimo puede recibir el perdón del nuestro Señor. La persona que no está dispuesta a perdonar, demuestra que no tiene un corazón renovado.

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